jueves, 5 de diciembre de 2013

Hoy no me disfrazo, hoy voy a ser yo.


Todo esto viene dado por una propuesta de filosofía: ir disfrazados al instituto. En mi opinión, el objetivo de la actividad era perder la vergüenza a medida que iba avanzando el día. Sé que mi experiencia ha sido muy diferente a la de los demás, puesto que yo en ningún momento he sentido vergüenza y si a eso le añadís que he sido la última en disfrazarme, la actividad perdía bastante encanto. Como podéis imaginar, en el instituto no ha sido nada nuevo, es más, he escuchado comentarios como "¿Todavía están con ese rollo?" o  "Mira, otra más".

Considero que puedo pasar más vergüenza vistiendo "normal", o como lo quiera entender la sociedad, que disfrazándome de algo tan llamativo como es el Joker. ¿El porqué? Es bien sencillo, me he sentido más 'Violeta' estando disfrazada que vistiendo vaqueros y camiseta, porque me considero una persona cómica y, lo admito, me encanta llamar la atención; me encanta hacer reír a la gente como una mala payasa que soy (véase mi disfraz para poder obviarlo). Aunque a nivel de risas, creo que yo me he reído más de mí que cualquiera que me haya visto. La gente se asustaba al verme (y es normal, porque soy fea, pero ya si lo complementas con el maquillaje pues...) y se preguntaban en su cabeza por qué iba disfrazada, pero no se atrevían a preguntarme. 
La verdad, creo que cualquiera que me haya visto mientras iba en el autobús puede afirmar que he disfrutado al máximo mi personaje, ya que cada vez que veía pasar a alguien por al lado de la ventanilla, le ponía caras raras o le saludaba para que me viera.
Es cierto que este ejercicio te hace plantearte muchas cosas tipo "¿Habrá algún motivo por el que los demás hayan escogido su disfraz o simplemente ha sido porque no tenían otro?"
En lo referente a mí, respondo a esta pregunta afirmando que sí, yo tenía mi motivo para elegir ese disfraz. Como ya he dicho anteriormente, me siento muy identificada con el Joker, tanto superficialmente como interiormente. Físicamente referido a la forma de vestir puesto que los dos somos bastante horteras y el maquillaje parece representar a un payaso simplón; e interiormente ya que me considero una persona fría a la que le gusta mantener las distancias, confiar sólo en quien demuestra que se lo merece y, desde luego, contar con pocos amigos.
Supongo que esas han sido las principales razones por las que me he sentido tan a gusto disfrazada. 
A veces no está de más ir desentonando (siempre que sea de forma positiva) y ser una excepción.

No sé qué pensamiento tendrán los demás sobre esto, pero hoy lo importante es yo, mí, mismo y mi mismidad. Hoy, 5 de diciembre, puedo decir que he descubierto quién soy y quién voy a seguir siendo, no quién los demás esperan que sea. Si cada uno aportara su granito de arena con esta forma de pensar, podríamos acabar con muchos estereotipos y podríamos intentar cambiar la forma de pensar de aquellos que no pueden entenderlo.
Fijándome en esta sociedad, he podido caer en la cuenta de que hoy no era yo quien iba disfrazada, eran todos los de mi alrededor, todos los que aparentan ser alguien que no son para agradar al resto. Hoy no es que yo fuera diferente, es que vosotros erais todos iguales.
Y para terminar, me despido diciendo que hoy soy el Joker porque voy disfrazada, pero mañana y pasado y el otro seguiré siendo el Joker porque es quien me define.
Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo.